Mantenimiento de las bujías


Las bujías son un elemento imprescindible de nuestros vehículos de gasolina. El 90% de los vehículos clásicos, utiliza este tipo de combustible, así que creemos que puede ser de utilizad empezar con una serie de artículos donde hablaremos de este preciado elemento de nuestros vehículos.


Hoy comenzaremos a hablar del mantenimiento de las bujías: cuando revisarlas, cuando limpiarlas, y cuando cambiarlas.

Lo primero que tenemos que recordar, es que los vehículos modernos están sometidos a revisiones mucho más prolongadas en el tiempo, de las que deberían pasar nuestros coches clásicos. Hoy en día es fácil encontrar vehículos a los que se les cambia el aceite cada 20.000 o 30.000 kms, pero hacer eso con nuestro clásico, y seguir esos mismos intervalos, es un riesgo tan elevado que no deberíamos asumir, si es que realmente apreciamos nuestro vehículo clásico. Lo mismo pasa con las bujías, debemos cambiarlas, cuando el fabricante de nuestro vehículo indica en el manual de mantenimiento, si es que disponemos de él, ...aunque hoy en día, aunque no lo tengamos, podemos conseguir esa información en algún foro o página especializada de internet.


Las bujías se encargan de hacer saltar millones de chispas dentro de los cilindros (se estima que a 4.000 rpm, se producen en torno a 2.000 chispas por minuto), para que se produzca la explosión del combustible, y los pistones hagan su trabajo dentro de los cilindros. Un mal estado de las bujías, hace que la chispa no sea adecuada, y por tanto la explosión o bien no se produzca, o no sea la esperada, con la consiguiente pérdida de potencia, e incluso un aumento del gasto de combustible.

Las bujías tienen una separación determinada entre el electrodo frontal (o frontal), y el electrodo central. Con el paso de los kilómetros, las bujías de nuestros coches, van aumentando esta separación. Se estima que la misma puede aumentar entre 0,020 mm. y 0,025 mm., cada 1.500 o 2.000 kms., aproximadamente. A medida que aumenta esta distancia, el vehículo necesitará mayor voltaje para enviar la chispa, y podemos encontrarnos por ello, con situaciones en las que por ejemplo, nos cueste arrancar el vehículo.

Aquí os dejamos una ilustración que nos indica a qué separación nos estamos refiriendo, cuando hablamos de la distancia entre los electrodos, y que tenemos que regular con un calibrador:


Si no disponemos del manual de instrucciones, o bien no disponemos de información respecto a los intervalos de cambio de nuestras bujías, lo ideal es cambiarlas cada 15.000 kms, revisando su estado y haciéndoles un mantenimiento, si fuera necesario, cada 5.000 kms. Es probable que neustras bujías puedan funcionar más allá de los 15.000 kms., en perfectas condiciones, pero también aumenta la posibilidad de fallo de las bujías, la rotura de alguna de sus partes cerámicas, y algún que otro mal funcionamiento de las mismas.

Cuando cambiemos las bujías, debemos cambiar todas a la vez. Si nuestro vehículo es de cuatro cilindros, cambiaremos las cuatro bujías a la vez (existen algunos modelos de cuatro cilindros, con dos bujías por cilindro), y no solo una, dos, o tres de ellas.


Como paso previo al cambio de las bujías, está su mantenimiento. Para ello, procederemos a sacar las bujías con la llave especial para bujías, limpiando previamente la zona de alrededor de la bujía, con un pincel, para que al retirar la bujía, la suciedad e incrustaciones no nos caigan dentro del cilindro. Una vez retirada la bujía, la limpiaremos con un trapo, y aguarrás. Podemos utilizar incluso un cepillito de púas metálicas, pero siempre y cuando esas púas sean suaves al tacto. En caso contrario no utilizaremos un cepillo de púas metálicas, pues podemos dañar las bujías.

Si vemos que el aislante cerámico de las bujías tiene un ligero color de café con leche, y tienen polvo por encima, es que el motor está en buenas condiciones. Si vemos que las bujías tienen cierto color grisáceo, será síntoma de que la mezcla de gasolina, es pobre. Si por el contrario vemos que la bujía tiene hollín negro, será síntoma de que la mezcla es muy rica en gasolina. Sobre este asunto, y sobre las conclusiones que podemos sacar respecto al estado del vehículo, observando el estado de las bujías, hablaremos en un artículo aparte.

Una vez hayamos limpiado las bujías, y hayamos procedido al reajuste de sus electrodos, siguiendo las indicaciones del fabricante de las bujías respecto a la distancia que debe haber entre el electrodo central y el electrodo frontal (o lateral), procederemos a la colocación de las mismas. Para ello, lo ideal es poner tres o cuatro gotas de aceite motor, en la rosca donde va alojada la bujía. Procederemos a enroscar las bujías con la llave para bujías, pero sin excesos, pues podemos romperlas, y puede caer algún trozo de las mismas al cilindro. En otros casos, si las apretamos en exceso, puede que cuando queramos retirarlas de nuevo, nos sea imposible.


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